Este Dios es el creador de todo lo que existe, sea visible o invisible, eterno, infinito en poder, Santo en su naturaleza, atributos y propósitos y poseyendo una Divinidad absoluta e indivisible; es infinito en su inmensidad, inconcebible en su modo de ser e indescriptible en su esencia; conocido completamente sólo por sí mismo, porque una mente infinita sólo ella puede comprenderse a sí misma. No tiene cuerpo ni partes y por lo tanto está libre de todas las limitaciones.
El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es” (Deuteronomio 6:4; Marcos 12:29). “Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios...” (1 Corintios 8:6).